10.20.2007

Inland Empire (2006)























Hace varios años vi por primera vez Lost Highway. Ese fue mi bautismo con David Lynch (aunque había visto siendo un púber The Elephant Man). Y si bien LH no es mi película favorita por excelencia del director, debo admitir el punto de inflexión que causo en mí. Logré por primera vez concebir el cine como una forma de arte, como una expresión artística y no como un mero entretenimiento descerebrado al que yo parecía estar expuesto, entregado y condenado. En esos años adolescentes fue que tuve contacto por primera vez con el mundo del cine autoral y del cine independiente, de que la creatividad pura, la instrospección y la liberación de la conciencia también tenían un refugio más que válido en el cine y no sólo en la música, la literatura y la pintura como yo pensaba.

Concretamente hablando de Inland Empire, Lynch continúa la línea de sus predecesoras LH y Mulholland Drive, pero bucea con un destino cada vez más profundo. Si en LH, MD (y hasta la mismisima Eraserhead por momentos) a uno no le quedaba claro exactamente que era real, irreal, pasado, futuro, recuerdo o imaginación, uno igualmente podia comprender la esencia. Asi como esos sueños rídiculos e intransferibles que tenemos de vez en cuando pero que al mismo tiempo son totalmente entendibles sin la necesidad de un proceso racional previo.

En los filmes anteriormente mencionados, si uno quisiera explicarlos racionalmente, uno podria llegar perfectamente a un resultado o una conclusión que lo dejara medianamente conforme. Pero Inland Empire carece de "sentido" y de esa esencia de la que hablábamos. Quizás no totalmente, pero si da la sensación de cruzar un límite. Nuestros pensamientos, opiniones y aseveraciones se vuelven cada vez más frágiles mientras que los vínculos y patrones en la pantalla son cada vez mas borrosos. Lynch no nos concede ningún cable a tierra, nos deja más solos que nunca y a merced de semejante experiencia, y eso para algunos quizás es demasiado cruel.

Inland Empire está enteramente filmada en formato digital, algo que el director ha venido incorporando en varios de sus cortos y trabajos previos (no asi en sus largometrajes). El sonido y la música son parte esencial, como en todos sus filmes, y esta vez sin contar con la participacion de Angelo Badalamenti en la banda sonora, que no se hace extrañar en lo más mínimo, y eso ya es mucho decir. Todos estos elementos no hacen más que elevar la singular experiencia que solo el director sabe ofrecer. La pesadilla entonces, se torna aún más real, ambiental, atsmoférica y en consecuencia, más aterradora.

Lynch también inserta escenas, algunas retrabajadas de cortos como Rabbits y Darkened Room, en los que no estoy tan seguro que tanto aportan o dejan de aportar. Alguien que haya visto Rabbits entenderá la importancia de su ambientación, del grado de paciencia e inmersión que requiere. Aquí si bien el pedido continúa siendo el mismo, creo que es algo acelerado, forzado y por instantes fallido, no funcionando de la mejor manera. Lo mismo sucede con las escenas de Darkened Room. En cuanto a las interpretaciones, Laura Dern lo hace magistralmente, inclusive siendo alguien a quien no le tengo demasiado aprecio como actriz principal. Es más, todavía estoy un tanto decepcionado que no se haya elegido a Naomi Watts como protagonista (en realidad no tengo idea si directamente se la tuvo en cuenta). Igualmente mi sincera opinión es que Dern se planta muy bien a lo largo de todo el film y resuelve notablemente ante las exigencias de las distintas facetas y situaciones del personaje.

En conclusión, Inland Empire tiene muchos puntos en común con los fetiches más frecuentes de la obra Lyncheana (y sobre todo con MD) que se podrian resumir en la frase "A Woman in Trouble" que acertadamente resalta el afiche promocional. Habiendo mencionado esto, Lynch se las ingenia brillantemente para usar esta estructura en la que tan cómodo se siente y la utiliza como trampolín para cimentar un nuevo nivel de surrealismo, que todavía no logro decidir si es rotundamente exitoso, vanguardista y removedor, o todo lo contrario. Así de impactante y adulterante es Inland Empire.

El tiempo y la distancia tendrán la última palabra, yo por lo tanto considero que desde Blue Velvet (y salvo alguna excepción como Wild at Heart o The Straight Story) estamos disfrutando del pico de David Lynch como artista, mientras que en mi librito y hasta nuevo aviso, Eraserhead se sigue manteniendo como su obra (maestra) más influyente. El futuro entonces se presenta alentador, aunque por experiencia propia y considerando cierta ley física, prefiero ser más moderado. Todo lo que sube, tiende a bajar.

- fin de la transmisión -

No hay comentarios.: