Nacido y Criado (2006)
Santiago (Guillermo Pfening) lleva una vida "perfecta", ornamentada con su pequeña hija, una bella esposa, y un negocio rentable como diseñador de interiores. Detrás de este comienzo casi publicitario y hasta caricaturesco (adrede seguramente) es inevitable preveer el vuelco que por suerte no se hace esperar. Un accidente automovilístico en un viaje de fin de semana, hace añicos el retrato de familia ideal (con consecuencias no del todo claras). Es entonces que el protagonista se autoexilia en un remoto pueblo de la Patagonia argentina, que sirve de visión antagónica a su vida anterior. Santiago se dispone a trabajar en un pequeño aeropuerto (y cazar zorros junto a los personajes pueblerinos) para subsistir, mientras que sus dolores físicos y mentales, la culpa y la insostenible catarsis piden a gritos una resolución de la historia pendiente.
La fotografía y las locaciones nevadas del sur Argentino son extraordinarias, acompañadas adecuadamente por un elenco de reparto envidiable y muy capaz (seguramente por actores no profesionales), que proveen una mirada íntima, cruda, patética y al mismo tiempo amena de la díficil situación geográfica en la que se encuentran. Recuerda a nuestra excelente La Perrera o viceversa, ya que las dos comparten a Guillermo Nieto en fotografía. Pablo Trapero (autor de Mundo Grúa, Familia Rodante, entre otras) dirige brillantemente, aunque termina aquejado de algunas asperezas en el guión, que a mi gusto pudieron haber sido limadas. Y es que el accidente y los detalles posteriores tejen un siempre interesante manto de duda, pero que en este caso, no terminan justificando ciertas decisiones.
Mi única (¿y pequeña?) queja.
- fin de la transmisión -La fotografía y las locaciones nevadas del sur Argentino son extraordinarias, acompañadas adecuadamente por un elenco de reparto envidiable y muy capaz (seguramente por actores no profesionales), que proveen una mirada íntima, cruda, patética y al mismo tiempo amena de la díficil situación geográfica en la que se encuentran. Recuerda a nuestra excelente La Perrera o viceversa, ya que las dos comparten a Guillermo Nieto en fotografía. Pablo Trapero (autor de Mundo Grúa, Familia Rodante, entre otras) dirige brillantemente, aunque termina aquejado de algunas asperezas en el guión, que a mi gusto pudieron haber sido limadas. Y es que el accidente y los detalles posteriores tejen un siempre interesante manto de duda, pero que en este caso, no terminan justificando ciertas decisiones.
Mi única (¿y pequeña?) queja.
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