3.11.2007

The Shins. Sparklehorse. Jesu














Wincing The Night Away (2007) - The Shins

De a poco, con el nuevo disco de Arcade Fire, The Flaming Lips o los últimos y excelentísimos trabajos de Death Cab For Cutie, el indie rock comienza a golpear duro las puertas del mainstream. The Shins, ya una banda casi legendaria en el género, nos trae su nuevo trabajo en el que nada realmente se destaca. Se trata de una agrupación bastante génerica en cuanto al indie se refiere, desde la voz de James Mercer, hasta la instrumentación, que hace recordar a mucho pero a nada en particular. La principal virtud entonces es que en este albúm vuelven más sueltos, más enfocados, y más genéricos que nunca. Indudablemente, la combinación perfecta. Phantom Limb su single es un rápido ejemplo para el que no los conoce todavía.














Dreamt for Light Years in the Belly of a Mountain (2006) - Sparklehorse
No conocía nada de Sparklehorse antés de escuchar Dreamt for Light..., pero al parecer le llevó más de cinco años a su líder Mark Linkous lanzarlo. Entre problemas de depresión y adicción a las drogas, Sparklehorse nos acerca música dispar pero siempre agrupada bajo una misma línea, por momentos sonando a The Beatles, por otros a Radiohead, Portishead o The Flaming Lips. La fragilidad constante en sus armonías, con distorsiones escasas pero latentes y repleto de instantes inesperados muy bien concebidos, la banda sin dudas intenta algo original. Casi como decadente y vaga, duerme sin cerrar los ojos y camina sin levantarse. Paradójicamente y vaya a saber uno porqué, a mi simplemente me hace fruncir el ceño. Quizás se merezcan otra oportunidad...Sobresale Getting it Wrong.














Conqueror
(2007) - Jesu
Justin Broadrick, ex Nalpam Death y Godflesh afirma su talento indiscutible, que ya había dejado entrever en sus anteriores y excelentísimos trabajos Jesu, y los EPs Silver y Heartache. Uno no puede dejar de sentirse identificado con Broadrick por el camino que ha optado transitar, hablamos de uno de los precursores del industrial metal si se quiere, que terminó siendo punto de referencia para bandas como Nine Inch Nails o Ministry. Su tiempo en Nalpalm Death fue corto, otra precursora, en este caso de esa horrible forma de música que es el grindcore. Pero no estamos hablando de rock extremo en este caso. Uno no deja de sentirse identificado con el artista como decíamos, porque ese primer mojón, siempre tan ensordecedor como enriquecedor, tanto intelectual como artísticamente que es el heavy metal, es sin duda la vía ideal para canalizar la rebelión que supone ser el rock en sí, y que en definitiva debería suponer ser la vida toda. Justin Broadrick transitó ese camino, como quien les escribe, y si bien no se si ha llegado al final del mismo, apostaría que al menos lo divisa. El resultado se puede oír claramente en Conqueror. Un disco mínimo, ausente, errante, glorioso, introspectivo, etéreo, que constantemente busca refugio detrás de las nubes más lejanas. Broadrick canta sobre millones de capas y melodías invisibles : Try to lose yourself/I'm way past trying/ I'm way past caring/ I'm way past hoping. Y es en ese tono seguro, honesto, monótono y con iguales dosis tanto de nihilismo como de preocupación, que uno no puede dejar de sentirse identificado. Imperdible.

- fin de la transmisión -

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